miércoles, mayo 4

Urgencias ya... ¡again!

04 MAY 2011 09:48 del Blog de Monica Lalanda en El Mundo

¡¡¡Pelea, pelea, pelea, venid todos!!! No, no reproduzco los ruidos de un patio de colegio, sino la batalla abierta y sangrante que se ha abierto al anunciarse la creación de la especialidad de Urgencias. Ha habido dimisiones, rasgaduras de vestiduras y puñetazos virtuales. Reconozco ser un poco inocentona y todavía ignorante de lo que se cuece en los entresijos más oscuros de la medicina española, pues esto me ha pillado por sorpresa. Resulta que los médicos de familia andan divididos y encontrados en sus posiciones: Urgencias sí, Urgencias no.

Yo lo veo claro: las urgencias hospitalarias, las de verdad, requieren una serie de habilidades que no se adquieren por ósmosis. La actual especialidad se llama Medicina Familiar y Comunitaria, no dice en ningún sitio 'y de Urgencias'. Esto no quita que, por supuesto, haya muchísimos y muy buenos 'urgenciólogos' ahora mismo repartidos por España. Pero, atención, que no se ponga medallas quien no debe, porque esto es sólo fruto del esfuerzo personal de mucha gente y de su profesionalidad y de una sociedad de medicina de urgencias fuerte (SEMES), pero no es la consecuencia de una preparación durante el MIR.

Los residentes de familia acuden a hacer guardias a urgencias unas pocas veces al mes, eso es todo. Las guardias son el peor momento para aprender, se trabaja con presión y tensión, hay menos adjuntos y los residentes están de paso. Decir que al residente se le forma en urgencias es mucho decir; en muchos sitios, al residente en urgencias no se le forma, se le usa.

Proviniendo de un sistema en el que existen las urgencias como especialidad, puedo comparar una sanidad con médicos exclusivamente formados para urgencias con el otro de médicos voluntariamente adaptados a ellas. La conclusión que saco es que no hay diferencia, siempre y cuando los médicos adaptados estén bien adaptados. Y ahí es dónde está el 'quid' de la cuestión.

Yo tengo la suerte de trabajar en un departamento donde los adjuntos llevan una pila de años, son enamorados de su trabajo, se han autoformado y están ahí para quedarse, pero veo que esto no es tan frecuente. Son muchos los departamentos de urgencias ocupados por médicos de familia que van de paso, que esperan que salgan puestos en Atención Primaria y que usan Urgencias como aparcamientos temporales de su situación laboral. La consecuencia es que la calidad de estos servicios es muy variable.

Lo curioso es que las urgencias levantan pasiones. Es un trabajo que, a diferencia de otras especialidades y dada su idiosincrasia particular, crea amor u odio, no hay término medio. Por eso mismo, pedir que se siga adelante con la especialidad no es desacreditar el trabajo de nadie, sino favorecer que quien esté en urgencias quiera estar y esté adecuadamente preparado para ello y no simplemente se vea obligado a hacerlo.

Leyendo los razonamientos de grupos oficiales y no oficiales que se oponen a la creación de la especialidad veo que existen tremendas susceptibilidades que poco tienen que ver con el servicio al paciente. Por ejemplo, preocupa que se creen dos subgrupos, los urgenciólogos autoformados y los especializados; pues esto mismo pasó en Inglaterra durante años y se convivió sin problemas concediendo a todos las mismas condiciones laborales y dejándolo en una cuestión de nomenclatura.

Se dice también que gran parte de las urgencias que llegan al hospital son de Atención Primaria, por supuesto. Esto también lo han solucionado los hijos de la Gran Bretaña colocando consultas de AP urgente dentro del hospital y al que se derivan desde el triage de enfermería de la Urgencia. Aquí hay trabajo para todos, sólo hay que organizarlo. ¿Qué tal también comenzar una campaña de educación sanitaria que pase por no ver en urgencias hospitalarias lo que claramente no corresponde? No señora, su dolor de espalda de hace cuatro meses se lo debe ver su médico, adiós buenas tardes. Ya va siendo hora de parar el abuso.

Creo que los médicos contrarios a la especialidad deben poner todas sus cartas encima de la mesa y ser claros: la única razón de peso en contra de urgencias como especialidad es la situación laboral. Urgencias supone para muchos una opción temporal, si desaparece se ponen en peligro sus habichuelas. Por otro lado, urgencias quema, está bien hasta los 55, pero después uno se puede volver a AP por la puerta de atrás.

Esto no desdice a los profesionales sino al sistema, la situación es penosa y los médicos tienen que andar agarrándose a clavos ardiendo, sustituciones, contratos de médico de área, contratos de guardia, etc. Lo último que quieren son puertas que se cierren, es lógico. Por otro lado, la Urgencia quema, sin duda, pero quema porque al no ser una especialidad ha ido dando tumbos y su organización no está basada en principios sólidos ni en evidencia. Mientras que en las especialidades quirúrgicas, por ejemplo, sólo se opera de noche a vida o muerte, los médicos de urgencias siguen haciendo turnos de 24 horas, un despropósito peligroso. En países con especialidad, los turnos de más de 10 horas son impensables y sus médicos no se queman y por tanto no están desesperados por marcharse.

Dejemos las peleítas de patio, los piques y las pataletas. La situación laboral en Atención Primaria debe mejorar, pero no a costa de los pacientes de urgencias. Médicos de Familia y médicos de Urgencia, cada uno en su casa, y el paciente en la de todos. ¡Urgencias ya!

Monica Lalanda - Blog en El Mundo

3 comentarios:

Antonio J. Valenzuela. dijo...

http://www.elsevier.es/es/revistas/atencion-primaria-27/especialistas-medicina-familia-urgencias-90003606-editorial-semfyc-2011

Anónimo dijo...

Caballero y Cordero deberían repasar un poco más lo que acontece en nuestro entorno y no mirarse tanto el ombligo...

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo!!, especialidad medicina de urgencias YA!!! En twitter Trend Topic #MUyE
Animo